"Desde pequeña se me enseño a tomar decisiones 'hoy' para las duras pruebas de un 'mañana'. No recuerdo bien cuando fue que comencé a pensar en servir una misión, Creo que si se me preguntara el momento preciso en que esa idea vino a mi cabeza, yo diría que no lo recuerdo, pero no porque no importara, sino porque quizá, es algo que siempre he sabido, algo que debía hacer si deseaba enfocar y dedicar mi vida al señor.
Mi familia conoció la iglesia en el año 1995. Mis padres no tenían un buen matrimonio, problemas principalmente con la Palabra de sabiduría. Un tarde, mi madre, basándose en las enseñanzas eclesiásticas que había recibido, entro a su pieza y sentada en la cama pidió ayuda para tomar una decisión respecto al curso que tendría nuestra familia; la respuesta fue inmediata, en ese entonces mi padre que estaba en el patio recibió a un par de misioneras que decían traer un mensaje especial para él y su familia. Las hizo pasar, y con mi madre asombrada, escuchamos el mensaje sobre el plan de salvación. Ellos decidieron bautizarse, cumplir metas, mejorar y ser parte la única iglesia que ellos habían sentido como verdadera. No sé porque razón, siempre me ha marcado el hecho de que fueron dos misioneras por las cuales mi familia conoció el evangelio, de que fue por dos jovencitas que, dejando de lado su vida, desearon consagrar dieciocho meses al señor, siempre me pregunté si eso tendría algún significado para la demás gente, tanto como lo ha sido para mi, ha cambiado mi vida y sinceramente espero algún día poder expresarles la inmensa gratitud que siento hacia ellas por su acto desinteresado de bondad y por el ejemplo que han dado a mi vida y la oportunidad, a mi familia, de ser eterna.
Crecí sintiendo siempre el deseo de poder ser misionera, durante la primaria hice compromisos de servir una misión, cumplí metas en mi juventud para desarrollar valores que me ayudarían en mi decisiones. Participé de seminario y aprendí el valor de las escrituras. Adquirí un testimonio propio de que el Libro de mormón es verdadero, que fue inspirado y traducido por profetas que recibieron su revelación y aun como hombres imperfectos nos entregaron el arma más poderosa que tenemos para enfrentar la adversidad, el evangelio.
Desarrollé los talentos que pude, deje de lado actividades con el “mundo” por cumplir fielmente con mis asignaciones en la iglesia, deje de lado mis temores para desarrollar aptitudes que sabía que algún día sirviendo podrían ser útiles. Aprendí sobre la importancia de calificar para obtener la compañía del espíritu. Estando en mujeres jóvenes me esforcé por entender mejor el evangelio, por mejorar y aplicar todas las cosas que se me enseñaban. Decidí estudiar una carrera que me permitiera a los 21 años servir una misión, dediqué tardes en estudios para tener un buen desempeño, y paralelamente participe activamente de las clases de instituto y me integre al liderazgo estudiantil encargado de organizar actividades para los demás jóvenes adultos solteros y comenzar a servir. Me titule y trabaje para poder juntar dinero que estaría destinado para la misión, decidí no continuar con otra carrera esperando con fe que el Padre aceptara mi sincero deseo de dedicar lo único que se podría decir que tengo.. Mi vida y tiempo y mi mayor motivo para hacerlo es por amor.
El evangelio para mi lo es todo, desde el momento en que comprendí su ayuda divina en mi vida, me he esforzado por cumplir al fin de superar mis capacidades. Decidir tomar una misión y preparar todo no ha sido tan fácil como esperaba, pero mediante su bondad pudesentir su confirmación, pude vivir experiencias aún cuando era muy pequeña sobre predicar el evangelio y no tengo dudas de que cuando uno pone a Dios en primer lugar, cumpliendo su mandamiento de Amarlo por sobre todas las cosas, cualquier pena, cualquier aflicción, cualquier decisión y cualquier desafio solo nos llevará a ser mucho más felices. Mis prioridades las he basado en eso, y mientras más me doy cuenta de lo exitoso que se puede ser, más me testifica de que la perfección que buscamos solo se alcanzará tomada de su mano.
Confío plenamente en el señor y en sus bendiciones. Sé que la misión nunca será una mala decisión, sé que todo el sacrificio y todos los desafíos que pude haber recibido solo fueron parte del progreso que un día el Padre fijó para mi, para ser una misionera preparada y en el futuro una mujer, madre y esposa en Sión.Sé que estamos en la iglesia verdadera, porque a diario vivo de su amor mediante el evangelio que siento el deseo de compartir. Sé que si le obedecemos, lograremos alcanzar una felicidad inimaginable. Sé que nuestros lideres son inspirados y escogidos por su mano al sentir su amor mediante las palabras que nos entregan cada vez que se dirigen a nosotros. Amo a mi Padre Celestial y a su hijo Jesucristo por la oportunidad que nos dan, mediante la expiación, de poder volver a vivir más adelante junto a ellos y espero algún día poder ser merecedora de hacerlo junto a sus demás hijos, en su reino; Es mi anhelo, mi deseo y lo comparto en el nombre de Jesucristo. Amén."
Laura Begonia Saavedra Morales.